La Pastoral Familiar es la acción que desarrolla la Iglesia, como pueblo de Dios-comunidad, para ayudar a las familias a cumplir su misión en la sociedad y en la Iglesia a partir de la propia experiencia de comunión familiar.
En otras palabras, la Pastoral Familiar es la evangelización de la Familia, realizada en una acción conjunta con otros sectores de la pastoral, en comunión con la Iglesia, Familia de Dios.
Promover, fortalecer y defender a la Familia como núcleo fundamental de la sociedad, cuna y primera escuela de ciudadanos dignos y constructivos, a la luz del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia, especialmente la Exhortación Apostólica ''Familiaris Consortio'' de Juan Pablo II (1981), el documento del Concilio Plenario Venezolano "Iglesia y Familia: Presente y Futuro" (2002) y el documento conclusivo de la V Conferencia Latinoamericana y del Caribe Aparecida (2007).
Una sociedad donde la Familia, sus valores y sus derechos sean respetados y protegidos por la sociedad como base de su propia subsistencia y progreso, y donde la Familia misma sea un agente protagónico del bienestar común humanista-cristiano y "Santuario de la Vida".
La Pastoral familiar debe ser una pastoral básica, sentida, real y operante. Básica, porque la familia está presente siempre, de alguna manera, en cualquier expresión de la actividad pastoral. Sentida, porque es acogida y asumida por toda la comunidad diocesana. Real, porque está respaldada concreta y decididamente por el acompañamiento del Obispo diocesano y sus párrocos. Operante, porque debe estar insertada en una pastoral orgánica. Es también específica, porque se dirige a las familias con su propio ciclo de vida y sus diversas realidades, con momentos y circunstancias que requieren una atención precisa y especializada.
Los destinatarios de la Pastoral Familiar, según “La Familiares Consortio” son todas las familias: “La solicitud pastoral de la Iglesia no se limitará solamente a las familias cristianas más cercanas, sino que, ampliando los propios horizontes en la medida del Corazón de Cristo, se mostrará más viva aún hacia el conjunto de las familias en general y en particular hacia aquellas que se hallan en situaciones difíciles e irregulares”. (Nº 65). La Pastoral Familiar es esencial en este proceso evangelizador, porque debe ayudar a la conversión de las personas y familias comprometidas para que realicen su tarea en la Iglesia y en la sociedad.